"...En un par de horas bajaría el agua absorbida una vez más por la infinita laguna. Las palomas esperaban en lo alto o evitando las agujas de las cornisas, para dibujar con sus saltitos, miles de arabescos sobre el pavimento. Los dorados eran ahora encendidos por un rayo de sol que lograba separar dos nubes. ¿O acaso el dorado daba forma al rayo que horadaba la nube y dibujaba el sol?

El León y San Marco destellaban su bronce y encandilaban
a quienes se animaran
a su soberbia...
...Una sonata de Vivaldi, que se escapaba del Palazzo Ducale, subyugaba a los paseantes, haciéndolos entrar sin que lo decidieran, o bien sumiéndolos en el éxtasis aún a la distancia."
No hay comentarios:
Publicar un comentario