miércoles, 6 de junio de 2012

FLORENCIA



"Crucé una y otra puerta, abriéndolas apenas para pasar mi cuerpo de lado. 
Las maderas cómplices no crujieron.
Me encontré de lleno en la noche oscura, al desamparo...



... Supe de inmediato que 
el Cristo de la Capella Brancacci
había cerrado los ojos 
para no verme pasar.  

Corrí por la derecha unos cien metros,
doblé a la izquierda, corrí otros doscientos. Los muros de piedra contenían mis lágrimas, y los pies se me escapaban de la vereda angosta..
... me demoró el vacío inmenso que el río provocaba en la ciudad.
 
En la mitad del puente me detuve, en el peralte de la leve curva de piedra suspendido encima del Arno, y me animé a mirar a los lados.
... fue entonces que giré sobre mis pasos y miré atrás....
El pavor o el vértigo por poco me vencen, pero volví a dar la espalda a mi pasado y seguí a paso vivo."

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