Capitulo I. Distancias
"El puerto gris y el cielo gris eran solo el recuerdo de una fotografía. La realidad de aquel 23 de agosto de 1917 era para el muchacho un estallido de colores y movimientos. Completaban la escena las voces y los pájaros, y los febriles latidos de su corazón. Los otros barcos, como inmensos fantasmas inmóviles, se sumaban al paisaje La emoción y la distancia restaban precisión y exacerbaban el encanto de quienes comenzaban a reconocerse y saludarse; el resto, mudos de soledad y desamparo, apenas se atrevían a girar la cabeza y aspirar las primeras bocanadas de aire frío y húmedo..."
"...En la ingenuidad de su primera vez, el muchacho creyó que el barco no se acercaba a la costa para evitar que la tripulación, y en especial el capitán fueran atrapados por la ciudad. ¡Tal era el poder que le atribuía! Serían los pasajeros, con sus baúles y sus miedos los únicos valientes que se adentrarían en ella..."
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